Wednesday, March 28, 2007

Xec
Una buena sacudida
Martiniano Alcocer Álvarez
(Publicado en el Diario de Yucatán el 27/marzo/2007 )

La historia. Con motivo de la celebración oficial de la entrada de Salvador Alvarado a Mérida tras la masacre de Blanca Flor, cuyo aniversario se cumplió el lunes 19 pasado, conversábamos con una persona conocedora del tema, quien nos hizo ver que el divisionario sinaloense fue un enemigo de la libertad de expresión, aparte de su fobia contra el “fanatismo religioso” que le llevó a destruir incontables piezas de arte.
El comentario nos da pie para insistir en que es necesario, urgente, darle una buena sacudida al árbol de la historia nacional, construida en buena parte para beneficio del régimen de partido único que padecimos durante 70 años, y hacer prevalecer la verdad sobre los mitos.
Los historiadores adictos al aparentemente ya fenecido régimen cayeron en serios errores y omisiones —con grave daño sobre todo para millones de niños que estudiaron en libros de texto obligatorios y en cuya edición jugó papel importante el sesgo ideológico o la interesada interpretación—. Por sólo mencionar algunos casos de flagrante violación a la verdad histórica, Iturbide nunca, o casi nunca, es mencionado como uno de los consumadores de la Independencia.
Las leyendas oficiales tejidas sobre el mestizaje —un hecho inevitable nos guste o no— ofrecen una visión parcial y sesgada del acontecimiento y, por ejemplo, Cuauhtémoc tiene estatuas por doquier y es el paradigma del héroe indígena, pero no las hay de Hernán Cortés o de Cristóbal Colón (caso insólito: en Mérida hay un Paseo de Montejo y una avenida Colón). Habrá que poner en claroscuro el hecho del mestizaje y destacar que la sociedad que somos hoy día es fruto de esa relación de dos culturas.
Nuestra naciente democracia nunca será completa si no pone en blanco y negro nuestra realidad histórica.

Ni bulevar ni automotriz. El alcalde de Mérida, Manuel Fuentes Alcocer, fue tajante: la nueva, amplia avenida que va del Monumento a las Haciendas hacia el Norte —el cronista Gonzalo Navarrete la comparó con el Paseo de Montejo, la avenida más importante de Mérida durante decenios— no se va a llamar Bulevar Automotriz Altabrisa. Ni siquiera será Bulevar, palabra que, nos recordó don Manuel, no es usada entre nosotros que preferimos avenida.
La Academia Yucatenanse de la Lengua —a cuyos directivos hizo la promesa el alcalde— ofreció proponer nombres de personajes yucatecos para honrarlos con su nombre en esa avenida. Así, a los meridanos preocupados por la pretensión de los agentes de automóviles se nos quitó un peso de encima. Enhorabuena.

¿Debate? Están en preparación una serie de encuentros entre los candidatos al gobierno del Estado que se han dado en llamar debates pero que en realidad no lo van ser porque no habrá discusión, polémica y confrontación.
Ante eso, insistimos en que ya va siendo hora de que esos acartonados encuentros comiencen a ser debates verdaderos y que la autoridad que los regula no les imponga tanta formalidad. Que deje que los candidatos se digan sus verdades, discutan y confronten sus visiones políticas. Va a ser sano.

Punto de sal. Los toreros están hechos de un material diferente al del resto de los mortales.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com

Tuesday, March 20, 2007

Xec

El fanático sinaloense

Martiniano Alcocer Álvarez

Alvarado. Concedamos sin suponer: Salvador Alvarado cambió muchas cosas en Yucatán: las relacionadas con el trabajo asalariado y la situación de cuasi esclavitud en las haciendas, y promovió mejores medios de vida para los obreros; también fue creador de instituciones e impulsor de la lucha contra el alcoholismo que, ayer como hoy, embrutecía a los campesinos. Pero… Salvador Alvarado fue un destructor de cultura, historia y patrimonio de los yucatecos y derribó monumentos religiosos que atesoraban riquezas arquitectónicas, pictóricas y de arte sacro. Por combatir desde su fanatismo ateo el “fanatismo religioso”, dio al fuego y a la piqueta obras que venían de siglos.

Alvarado —una persona con nombre de estadio, diría un joven de hoy— es un personaje de claroscuros que durante décadas de priismo sirvió a los fines del gobierno de partido único. Hoy urge —como urge con todos los prohombres de la historia patria— desmitificarlo. La autoridad de la hora actual, que se dice democrática, debería, al mismo tiempo que le rinde homenaje —como el de ayer que celebraba la entrada del sinaloense en Mérida, tras la masacre (no batalla) de Blanca Flor— haría bien también en exponer sus desmanes fanáticos que destruyeron buena parte de la Catedral meridana con sus tesoros de arte sacro incluidos.

Los feos arcos del Pasaje de la Revolución —hoy Pasaje Escultórico— reconstruidos por el candidato panista, Xavier Abreu Sierra, cuando fue alcalde de Mérida, son buen lugar para explicar a las actuales generaciones que en ese sitio entre la Catedral y el Obispado (Museo de Arte Contemporáneo) hubo sendas capillas y otras instalaciones catedralicias destruidas por huestes imbuidas de soflamas fanáticas por Alvarado.

Fabio el deportista. En septiembre de 1962, entre un grupo de muchachos, llegó al Seminario Conciliar de Mérida, desde Isla Mujeres, un delgado, moreno y fuerte deportista. En el básquetbol y en el fútbol pronto se hizo notar. Rapidez, vistosos “triples” y pases de balón sin ver eran, en la cancha de básquetbol, la marca de la casa de este joven formado con la técnica norteamericana de los Misioneros de Maryknoll. Vistosos goles, trazos matemáticos, veloces desplazamientos en el campo lo distinguieron por encima de los demás de su grupo.

Fabio, el Obispo electo Fabio Martínez Castilla, fue el centro sobre el cual se construyeron las oncenas y las quintetas del Latinado. Todos jugábamos —el que esto escribe estaba en ese grupo— en torno a sus capacidades atléticas. Era, junto con Carlos Worbis Puerto, éste nuestro eje en la defensa tanto bajo los tableros como en la grama, la plataforma de lanzamiento que nos llevó a ganar varios campeonatos internos en tórridas batallas con el que se llamaba Curso Especial y que tenía como su figura al hoy abogado, notario y constructor Jorge Emilio Bolio Tapia, “Percherón”.

En homenaje al alguna vez compañero de ideales, recordamos estas facetas de Fabio. Felicidades Monseñor, eres el lujo del salón.

Yucas y huaches. A teatro lleno y con invitados de lujo —Fernando Espejo y Carlos Peniche—, Efrén Maldonado llevó a escena, el viernes 16, en El Olimpo, la segunda edición de su espectáculo “Yucas, Huaches y Yucahuaches”, cuya finalidad era hacer reflexionar a unos y otros y a quienes cabalgan entre los dos extremos —¿Verdad Fernando?— sobre los beneficios de la integración y el mutuo enriquecimiento. Fue un buen intento de Efrén que algunos de poco seso no entendieron.

Punto de sal. Héctor Herrera no está ni Cholo ni mal acompañado. Simplemente no está.— Mérida, Yucatán.

malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com

Thursday, March 15, 2007

Xec
Una presencia en Mérida que enoja
Martiniano Alcocer Álvarez
Publicado en Diario de Yucatán el 14/03/2007
Bush y los léperos. La presencia del presidente Bush en Mérida nos trajo a la mente un espléndido ensayo de Humberto Musacchio titulado “La revuelta de los léperos”, que hace una exposición detallada de las amarguras y pesares que los habitantes de la ciudad de México hicieron pasar a las tropas invasoras que, encabezadas por el general Winfield Scott, el 14 de septiembre de 1847 tomaron el Palacio y enarbolaron la bandera de las barras y las estrellas en el asta de la sede presidencial.
Ni las circunstancias ni los hechos son iguales, pero vale la pena destacar que el día de la toma del Palacio las autoridades, encabezadas por Santa Anna, rindieron la plaza sin luchar y fue el pueblo llano —los léperos— quien se hizo cargo de la lucha contra los invasores, les hizo la vida de cuadritos y les causó 300 bajas, “a un ritmo de nueve acuchillados por noche”, hasta que se fueron.
Hoy las autoridades mexicanas han rendido la plaza a las fuerzas invasoras, al grado que hasta nuestra intimidad está siendo impunemente vulnerada por los guardaespaldas de Bush y el pueblo yucateco está irritado y molesto porque el vecino mandatario no vino a hacer nada bueno —no vino a hacer nada más que ostentación de su poderío— ni a ofrecer ayuda eficaz a los problemas de los mexicanos que los hacen pasar a cualquier costo la frontera norte. Hoy gracias a Dios se va y los ciudadanos podremos seguir nuestra vida en paz.
Una barbaridad. Al principio pensamos que era una puntada mercadotécnica de los vendedores de autos instalados en la magnífica avenida a cuya vera se alzan majestuosos los edificios de dos modernos hospitales —Star Médica y de Alta Especialidad—, pero parece que eso de que los comerciantes quieran llamarla Bulevar Automotriz Altabrisa tiene todos los visos de convertirse en una barbaridad real.
Los señores que venden autos tienen todo el derecho a pretender que se llame como ellos proponen la amplia avenida, pero hay una autoridad que debe ser sensible ante hechos como el referido. Bien sabemos que estamos en una economía de mercado, donde reina don Dinero, pero ponerle nombre a una calle que se hizo con nuestros impuestos para satisfacer intereses comerciales parece una desmesura. Con ese mismo criterio, si, por ejemplo, se abriera una calle y a su vera se instalaran vendedores de huayas y chinas, tendríamos que ponerle, si lo piden, “Bulevar de los palanganeros”.
Haría bien la Comuna —que parece dispuesta a acceder a la petición de los agentes de vehículos—, antes de decidir, en consultar a los ciudadanos. Yo, desde aquí, propongo que la calle se llame, por ejemplo, Bulevar Víctor Suárez Molina o Silvio Zavala Vallado, por mencionar sólo a dos cumbres del pensamiento yucateco.
La grilla. Ya están todos los que van a pelear la jefatura del Ejecutivo. Las campañas han arrancado y cada grupo trata de posicionarse ante la ciudadanía. Ya hemos visto que la de hoy es una campaña mediática y de imagen. A nosotros, ciudadanos de a pie, nos cabe la responsabilidad de analizar bien lo que se nos muestra, ver si queremos el regreso del PRI con todo lo que eso representa, la continuidad de un proyecto que lleva apenas seis años y que no ha sido todo lo que hubiéramos querido, la toma del poder desde el resentimiento y la amargura, el reino de la farándula o la presencia de gente con pasado tenebroso.
No hay mucho de dónde escoger, pero hay que optar por alguno. Ojalá nuestra elección sea la mejor para Yucatán.
Punto de sal. Frase célebre de mister Bush: “Nosotros estamos preparados para cualquier imprevisto que pueda ocurrir o no”.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com

Thursday, March 08, 2007

Xec

De cómicos y malos toreros

Martiniano Alcocer Álvarez

Honor al apellido. Hace unos años (Diario, agosto 18 y 19 de 2002) el que esto escribe le hizo larga entrevista a Héctor Herrera Álvarez, el hoy candidato perredista Cholo Dzipiris Arrigunaga Peón de López Obrador, en la cual habló de sus sueños, de sus logros, de su brillante trayectoria, de la crítica social desde el teatro, del origen de su apodo y un poco, muy poco de política.
En ese entonces, Cholo era de Arrigunaga Peón y Granja Ricalde y nos explicó que lo de Dzipiris le venía del lado de los dzipos, es decir, de los ebrios que “dicen y hacen muchas tonterías” y que por el lado de Arrigunaga era “pariente” del gobernador Patricio Patrón Laviada.
Es muy probable que con su decisión de participar en la contienda por la gubernatura estatal bajo las siglas perredistas Cholo le haya hecho honor a su apellido Dzipiris.
Nosotros preguntamos: antes de tomar la decisión de remojar a Cholo en la política partidista, ¿habrá sopesado el daño que le causaría a un patrimonio de los yucatecos ahora que lo ha ligado a unas siglas políticas? Cholo es (o era) una figura por encima de las veleidades de la política. Hoy lo ha abaratado el señor Herrera al meterlo a la chunga farandulera en que está convertida esa alguna vez noble actividad.
Periodismo y mujeres. Ayer en la mañana, en el noticiario radiofónico del Imer, escuchamos interesante entrevista a una especialista cubana en comunicación, Mirta Rodríguez. Ella y un equipo de investigadores están en una cruzada desde la República Dominicana porque se acabe el sexismo en el periodismo. Es decir que no predomine lo masculino en las informaciones y no se diga, por ejemplo, hombre para referirse a la humanidad. “Lo que no se nombra no existe”, decía Mirta, “y así la mitad de la humanidad está excluida”.
La periodista cubana recordó que cuando una militar dominicana llegó al cargo de generala —la primera en esa isla—, la prensa de su país se mostraba reticente a mencionarla en femenino y entonces la militar inició una cruzada para exigir ese derecho: lo consiguió y fue una inspiración para iniciar la búsqueda de la equidad en las palabras y las noticias, de modo que se diga médica, ingeniera, reportera, presidenta, arquitecta...
Nosotros desde aquí nos solidarizamos con los esfuerzos de Mirta y la felicitamos.
Tres toros. La tarde del domingo (4 de marzo) en la Plaza Mérida vimos tres toros de verdad y ningún torero. Sinkeuel mandó un encierro en el que destacó el corrido en tercer lugar, “Holgazán”, que en mala hora cayó en manos de un torero barato. La clase del burel, su bravura y nobleza merecían una muleta de artista, pero no la hubo en las manos de Polo Casasola. Arruza desperdició dos sinkeuelinos con su falta de ganas de estar frente al toro. Y Hermoso de Mendoza andaba con chotnakes (cólicos) y sólo mostró destellos. El juez de Plaza, en plan grande al negar la segunda oreja que la gente pedía para Polo. Ojalá esa firmeza la usara siempre y no sólo cuando su gana le dicte. Por ejemplo, no nos explicamos cómo pudo aprobar el pequeño y débil zaino que salió en sexto lugar y que tuvo que devolver, y tampoco el reserva, ambos magros de carnes y feos.
Punto de sal. Lo dijo Belmonte señor Arruza: para ser torero primero hay que parecerlo.— Mérida, Yucatán.
Publicado en el Diario de Yucatán el 06/03/2007
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com