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De cómicos y malos toreros
Martiniano Alcocer Álvarez
Honor al apellido. Hace unos años (Diario, agosto 18 y 19 de 2002) el que esto escribe le hizo larga entrevista a Héctor Herrera Álvarez, el hoy candidato perredista Cholo Dzipiris Arrigunaga Peón de López Obrador, en la cual habló de sus sueños, de sus logros, de su brillante trayectoria, de la crítica social desde el teatro, del origen de su apodo y un poco, muy poco de política.
En ese entonces, Cholo era de Arrigunaga Peón y Granja Ricalde y nos explicó que lo de Dzipiris le venía del lado de los dzipos, es decir, de los ebrios que “dicen y hacen muchas tonterías” y que por el lado de Arrigunaga era “pariente” del gobernador Patricio Patrón Laviada.
Es muy probable que con su decisión de participar en la contienda por la gubernatura estatal bajo las siglas perredistas Cholo le haya hecho honor a su apellido Dzipiris.
Nosotros preguntamos: antes de tomar la decisión de remojar a Cholo en la política partidista, ¿habrá sopesado el daño que le causaría a un patrimonio de los yucatecos ahora que lo ha ligado a unas siglas políticas? Cholo es (o era) una figura por encima de las veleidades de la política. Hoy lo ha abaratado el señor Herrera al meterlo a la chunga farandulera en que está convertida esa alguna vez noble actividad.
Periodismo y mujeres. Ayer en la mañana, en el noticiario radiofónico del Imer, escuchamos interesante entrevista a una especialista cubana en comunicación, Mirta Rodríguez. Ella y un equipo de investigadores están en una cruzada desde la República Dominicana porque se acabe el sexismo en el periodismo. Es decir que no predomine lo masculino en las informaciones y no se diga, por ejemplo, hombre para referirse a la humanidad. “Lo que no se nombra no existe”, decía Mirta, “y así la mitad de la humanidad está excluida”.
La periodista cubana recordó que cuando una militar dominicana llegó al cargo de generala —la primera en esa isla—, la prensa de su país se mostraba reticente a mencionarla en femenino y entonces la militar inició una cruzada para exigir ese derecho: lo consiguió y fue una inspiración para iniciar la búsqueda de la equidad en las palabras y las noticias, de modo que se diga médica, ingeniera, reportera, presidenta, arquitecta...
Nosotros desde aquí nos solidarizamos con los esfuerzos de Mirta y la felicitamos.
Tres toros. La tarde del domingo (4 de marzo) en la Plaza Mérida vimos tres toros de verdad y ningún torero. Sinkeuel mandó un encierro en el que destacó el corrido en tercer lugar, “Holgazán”, que en mala hora cayó en manos de un torero barato. La clase del burel, su bravura y nobleza merecían una muleta de artista, pero no la hubo en las manos de Polo Casasola. Arruza desperdició dos sinkeuelinos con su falta de ganas de estar frente al toro. Y Hermoso de Mendoza andaba con chotnakes (cólicos) y sólo mostró destellos. El juez de Plaza, en plan grande al negar la segunda oreja que la gente pedía para Polo. Ojalá esa firmeza la usara siempre y no sólo cuando su gana le dicte. Por ejemplo, no nos explicamos cómo pudo aprobar el pequeño y débil zaino que salió en sexto lugar y que tuvo que devolver, y tampoco el reserva, ambos magros de carnes y feos.
Punto de sal. Lo dijo Belmonte señor Arruza: para ser torero primero hay que parecerlo.— Mérida, Yucatán.
Publicado en el Diario de Yucatán el 06/03/2007
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