Wednesday, January 17, 2007

El fracaso de la política
Meras luchas facciosas
Martiniano Alcocer Álvarez
A nadie en sus cabales puede alegrarle lo ocurrido en el PAN. La renuncia de Ana Rosa Payán Cervera a su militancia de 23 años en ese partido es un fracaso de la política y nos está diciendo a los ciudadanos de a pie que ya no podemos confiar en las instituciones gobernantes, que el Estado nacional ya no funciona ni responde a las necesidades de los ciudadanos.
Estamos asistiendo a la descomposición acelerada de una entidad política fraguada en las luchas de demócratas que arriesgaron todo en aras de un México que soñaban más justo, de una patria generosa y abierta, una nación donde se pudiera soñar y realizar los sueños.
Hoy estamos viendo cómo todo se reduce a una lucha por el poder en la que unos y otras –mas las otras que los unos—se dan baños de pureza y se declaran depositarios(as) de la congruencia y la verdad.
Hemos oído ya que la dimitente ex candidata declaró sus intenciones de “seguir en la lucha” en “otras trincheras”, lo cual, en buen español y ante experiencias similares de otros dimitentes en diversas facciones políticas, sólo significa que no le va a importar bajo qué siglas contenderá por el poder, su objetivo último y verdadero.
Hablar de congruencia, de respeto a los valores panistas y de entrega sin pausa por el bienestar del sufrido pueblo yucateco es ni más ni menos que demagogia. Su lucha es por el poder. Y lo demás son pamplinas. Si de verdad fuera una panista sin mella, como dice, no estaría ni por asomo buscando banderas bajo las cuales cobijar sus pretensiones.
Presentarse como el o la panista impoluto y sin tacha es una mera pose. Ya está visto que en lo que a las contiendas políticas se refiere lo que menos existe es el respeto por el adversario, llámese como se llame y pertenezca al grupo que sea. Se trata de ganar como sea y si no se gana, de arrebatar. Y punto.
A la señorita Payán Cervera no le gusta que la comparen con El Peje López, pero ella misma lo está haciendo. Sigue exactamente los mismos pasos del populista mayor de México.
En todo esto, sin embargo, lo que causa mayor tristeza y preocupación es que la política se está prostituyendo. Todos se acusan de todo, todos (los políticos, desde luego), se declaran los buenos, los leales, los verdaderamente preocupados por el bienestar del pueblo.
En el fondo, sin embargo, se llamen Xavier, Ana Rosa, Peje, Calderón o el nombre que usted quiera, lo único que les interesa es situarse en lo alto, saborear las mieles del poder y para lograrlo les vale decir cualquier cosa si se la cree el pueblo votante.
Es llegado ya el momento, ante todo cuando pasa entre los políticos, de que los ciudadanos tomemos en nuestras manos nuestro destino. Ya está visto que en manos de los políticos pocas esperazas tenemos.
Y no importa cómo se llamen ni bajo qué bandera militen o quieran militar. Son la viva imagen del fracaso de la política.
Maquiavelo tendría que venir a tomar clases con esta gente.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com

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