Tuesday, December 12, 2006

Xec
Uno murió; el otro le sigue
Martiniano Alcocer Álvarez
Pinochet y Castro: los dichos son sabios —son sabiduría popular, que es la mejor sabiduría—. Uno de esos dichos reza: “Los extremos se tocan”. Y en el caso de los dictadores Augusto Pinochet, el chileno muerto el domingo, y Fidel Castro, el cubano que se prepara a seguirlo al otro mundo, nunca estuvo mejor dicho.
Pinochet, autor de un golpe de estado que derribó, el 11 de septiembre de 1973, al presidente socialista Salvador Allende, traspuso ya los umbrales de la otra vida sin que haya sido sujeto de juicio y de sentencia por los muchos crímenes cometidos durante su larga dictadura. No obstante las evidencias en su contra, se fue de este mundo sin pagar, impune.
Fidel Castro, que ya alista las maletas para el viaje sin retorno, seguramente también rendirá el postrer aliento sin pagar por los crímenes cometidos durante su gobierno represor y asesino de hombres y libertades.
Del uno se decía que era de extrema derecha; del otro, que es de extrema izquierda, uno de los pocos marxistas-leninistas que aún alientan en el mundo. Ambos, según todos los indicios, cometieron —del segundo ya se puede dar por cerrado el capítulo de su gobierno de mano férrea— toda clase de abusos. Son enemigos declarados de la humanidad. “Los extremos se tocan”.
Sorpresota en el PRI: y no sólo sorpresota, también irritación mal disimulada causó entre los otros cinco aspirantes a la candidatura del PRI la ya segura designación de Ivonne Ortega Pacheco como contendiente a la jefatura del Ejecutivo.
Quien esto escribe esperaba que la lucha fuera entre Dulce María Sauri y Carlos Sobrino —no obstante que una perspicaz observadora nos advirtió que no desdeñáramos a Ivonne—, pero hete aquí que surge la efímera senadora. Los expertos explicaron el motivo: es que la señora Ortega ha estado en permanente campaña desde hace 10 años y eso se refleja en la encuesta.
Sea como fuere, se la pusieron fácil al PAN. Y nosotros que esperábamos una real oposición en las próximas elecciones. Ni modo.
Feria de saldos: como cada año, por estas fechas está abierta, en los corredores del Palacio Municipal, una llamada Feria Municipal del Libro que, en realidad, es una feria de saldos y descontinuados de las librerías meridanas, donde, con toda seguridad, el visitante no va a encontrar las últimas obras de los escritores de fuste y abolengo, pero sí profusión de enciclopedias, obras de “superación personal”, biblias y libros religiosos, pero no al señor Pamuk, nóbel de este año, a Yunus, o análisis políticos, historia, etcétera.
Qué envidia sentimos cuando nos enteramos que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara concluyó este año con 525 mil visitantes (6.1% más que en 2005), con la asistencia de cuatro premios nobel, 1,608 editoriales de 39 países y más de 1,500 periodistas, según los datos oficiales leídos por Raúl Padilla, presidente de la FIL, y que en el plano estrictamente literario hubo 350 autores y 296 libros presentados.
¿Cuándo veremos en Mérida, que se las da de culta, una feria decente, en la cual haya presentaciones de editoriales, obras nuevas y autores reconocidos?
Punto de sal: la guitarra tiene formas voluptuosas de mujer.— Mérida, Yucatán.
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