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Pijamada en el Congreso
Martiniano Alcocer Álvarez
Buen comienzo: con precisión quirúrgica, calculada hasta el mínimo detalle, se realizó la ceremonia de rendición de protesta constitucional del presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa. Los negros presagios de tormenta, gracias a Dios, no se cumplieron.
Es probable que, en medio de los festejos desmesurados de algunos panistas en la Cámara de Diputados, que rescataron inclusive la “roqueseñal” y bailaron abrazados tras de que Calderón recitara la fórmula constitucional, no hayamos calibrado en todo su valor lo ocurrido la mañana del viernes pasado.
Al alcanzar éxito la audaz maniobra —que se atribuye al Estado Mayor Presidencial—, se preservó la institucionalidad y se impidió lo que en los hechos hubiera sido un golpe de Estado del grupo cerril de legisladores perredistas. Ni más, ni menos.
Queda lo más difícil: hacer un gobierno eficaz en medio de las mil y una dificultades que desde dentro y desde fuera acechan a México. Sobre todo lograr abatir la pobreza, el más grave flagelo de una sociedad lastimada y decepcionada de su clase política. Los primeros pasos están bien encaminados. Esperamos que se mantenga el rumbo y se demuestre que la democracia es aún la más viable forma de gobierno.
Lamento por la izquierda: lo crean o no mis amigos que militan en la izquierda, no me alegra para nada lo ocurrido a los perredistas. Menos me alegra lo que les espera en el futuro. No nos gusta hacer vaticinios porque luego se cumplen, pero de nuevo reiteramos que ellos mismos están construyendo su propia tumba.
El espectáculo protagonizado por los diputados perredistas —su pijamada con la eficaz ayuda de algunos panistas— es vergonzoso y humillante para ellos y para todos los mexicanos. Los tres días en que convirtieron el augusto recinto de la soberanía nacional en algo menos que un antro de quinta van a quedar en los anales de la historia nacional como un episodio de vergüenza y oprobio. Ojalá que no se repitan.
El papel del PRI: y buena parte del mérito en la hazaña realizada en el Congreso la tienen los legisladores del PRI que, en un compromiso serio —no exento de buen cálculo político—, decidieron acudir a la sesión para hacer el quórum suficiente.
Es satisfactorio saber que en ese partido hay la madurez política suficiente para hacer prevalecer la ley. Nunca pensamos elogiar al PRI, pero hoy lo hacemos sin duda. Es un partido tan necesario para el país como los del PRD, pero éstos prefieren el despeñadero.
Luminoso tetrapléjico: Stephen Hawking es una de las mentes más poderosas de la actualidad. Acucioso escudriñador del cosmos, acaba de lanzar la teoría de que para asegurar el futuro de la humanidad debemos empezar a pensar en colonias extragalácticas a las cuales llegaríamos a la velocidad de la luz. Viniendo de él el asunto no es descabellado.
Hawking recibió el jueves pasado la medalla Copley, el premio más antiguo del mundo a los logros científicos, de parte de la Real Sociedad de Gran Bretaña.
Punto de sal: si las teorías de Hawking se cumplen, habrá que ver no llevar a las colonias extraplanetarias a ciertas especies políticas.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
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