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Una presencia en Mérida que enoja
Martiniano Alcocer Álvarez
Publicado en Diario de Yucatán el 14/03/2007
Bush y los léperos. La presencia del presidente Bush en Mérida nos trajo a la mente un espléndido ensayo de Humberto Musacchio titulado “La revuelta de los léperos”, que hace una exposición detallada de las amarguras y pesares que los habitantes de la ciudad de México hicieron pasar a las tropas invasoras que, encabezadas por el general Winfield Scott, el 14 de septiembre de 1847 tomaron el Palacio y enarbolaron la bandera de las barras y las estrellas en el asta de la sede presidencial.
Ni las circunstancias ni los hechos son iguales, pero vale la pena destacar que el día de la toma del Palacio las autoridades, encabezadas por Santa Anna, rindieron la plaza sin luchar y fue el pueblo llano —los léperos— quien se hizo cargo de la lucha contra los invasores, les hizo la vida de cuadritos y les causó 300 bajas, “a un ritmo de nueve acuchillados por noche”, hasta que se fueron.
Hoy las autoridades mexicanas han rendido la plaza a las fuerzas invasoras, al grado que hasta nuestra intimidad está siendo impunemente vulnerada por los guardaespaldas de Bush y el pueblo yucateco está irritado y molesto porque el vecino mandatario no vino a hacer nada bueno —no vino a hacer nada más que ostentación de su poderío— ni a ofrecer ayuda eficaz a los problemas de los mexicanos que los hacen pasar a cualquier costo la frontera norte. Hoy gracias a Dios se va y los ciudadanos podremos seguir nuestra vida en paz.
Una barbaridad. Al principio pensamos que era una puntada mercadotécnica de los vendedores de autos instalados en la magnífica avenida a cuya vera se alzan majestuosos los edificios de dos modernos hospitales —Star Médica y de Alta Especialidad—, pero parece que eso de que los comerciantes quieran llamarla Bulevar Automotriz Altabrisa tiene todos los visos de convertirse en una barbaridad real.
Los señores que venden autos tienen todo el derecho a pretender que se llame como ellos proponen la amplia avenida, pero hay una autoridad que debe ser sensible ante hechos como el referido. Bien sabemos que estamos en una economía de mercado, donde reina don Dinero, pero ponerle nombre a una calle que se hizo con nuestros impuestos para satisfacer intereses comerciales parece una desmesura. Con ese mismo criterio, si, por ejemplo, se abriera una calle y a su vera se instalaran vendedores de huayas y chinas, tendríamos que ponerle, si lo piden, “Bulevar de los palanganeros”.
Haría bien la Comuna —que parece dispuesta a acceder a la petición de los agentes de vehículos—, antes de decidir, en consultar a los ciudadanos. Yo, desde aquí, propongo que la calle se llame, por ejemplo, Bulevar Víctor Suárez Molina o Silvio Zavala Vallado, por mencionar sólo a dos cumbres del pensamiento yucateco.
La grilla. Ya están todos los que van a pelear la jefatura del Ejecutivo. Las campañas han arrancado y cada grupo trata de posicionarse ante la ciudadanía. Ya hemos visto que la de hoy es una campaña mediática y de imagen. A nosotros, ciudadanos de a pie, nos cabe la responsabilidad de analizar bien lo que se nos muestra, ver si queremos el regreso del PRI con todo lo que eso representa, la continuidad de un proyecto que lleva apenas seis años y que no ha sido todo lo que hubiéramos querido, la toma del poder desde el resentimiento y la amargura, el reino de la farándula o la presencia de gente con pasado tenebroso.
No hay mucho de dónde escoger, pero hay que optar por alguno. Ojalá nuestra elección sea la mejor para Yucatán.
Punto de sal. Frase célebre de mister Bush: “Nosotros estamos preparados para cualquier imprevisto que pueda ocurrir o no”.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com
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