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Los atenienses nos envidiarían
Martiniano Alcocer Álvarez
(Publicado en Diario de Yucatán, 25/04/2007)
La democracia. En estos días de “guerra sucia”, ataques directos a la yugular de los rivales en la campaña y otras manifestaciones de lo peor que tiene la actividad —¿humana?— llamada política, todo lo cual genera desánimo y molestia entre los ciudadanos, no vendría mal un vistazo a la historia y, desde la altura de los siglos transcurridos, observar a quienes son considerados los inventores de la democracia: los atenienses de los siglos V y IV antes de Cristo para darnos cuenta de que, comparados con ellos y a pesar de todas las imperfecciones de nuestro régimen de gobierno, estamos mejor, pero mucho mejor que aquellos primeros demócratas.
Veamos: por principio de cuentas, sólo se consideraban ciudadanos los hijos de padre y madre ateniense y la ciudadanía era inaccesible para las mujeres, los esclavos y los extranjeros. Atenas tenía 200 mil habitantes, pero sólo 38 mil ciudadanos. Y entre los mismos ciudadanos no todos valían lo mismo: había unos más iguales que otros. Hoy, en nuestra democracia, el voto es —jurídicamente, o sea en la ley—, universal, libre y secreto y cualquiera, desde el más humilde al más encumbrado, del más pobre al más rico, del más ilustrado al más inculto, sea mujer u hombre, puede optar por cualquier cargo de elección y el voto de Felipe Calderón vale lo mismo que el de Juan de los Palotes o Martiniano Alcocer.
El aborto. Como pocos, el tema del aborto polariza a las sociedades y eso ha ocurrido últimamente con la mexicana, gracias a la iniciativa, ayer convertida en ley en la capital, de la diputación perredista que hace más fácil la práctica del aborto en determinadas circunstancias. El asunto es peliagudo, entre otras cosas porque involucra aspectos religiosos, morales y políticos, temas siempre polémicos y sobre los cuales hay que caminar como sobre ascuas, con extrema prudencia.
Sin embargo, hay que decir que tirios y troyanos parecen soslayar dos aspectos de suma importancia: la justicia y la educación. La primera porque si hubiera una justa y equitativa distribución de los bienes materiales, la pobreza no sería una justificante para el aborto (hay suficientes medios en el mundo para mantener a toda la población actual, pero están mayormente en manos de unos cuantos), y la segunda, porque con una sociedad educada y culta — además de justa—, muchas de las causas de los embarazos no deseados simplemente no existirían.
Si no hubiera grupos religiosos, políticos e intelectuales dominantes —burocracias privilegiadas— ni acumulación de los bienes en unas pocas manos, este mundo daría para que todos podamos vivir bien y sin angustias.
Los impuestos. Otro tema polémico es el de los impuestos, esa parte de vivir en sociedad que a nadie le gusta por los costos que representa, pero que es necesaria para mantener funcionando al gobierno que, mal que bien, nos hace falta para no desbaratarnos ni matarnos unos a otros.
Hoy que se habla de la reforma del Estado —que incluye la reforma fiscal— es importante conocer lo que piensan los ciudadanos respecto a este tema espinoso. Y uno de los instrumentos más confiables de medición son las encuestas. La más reciente de Mitofski nos dice: “En lo que respecta a la evasión fiscal, el 68 por ciento piensa que los mexicanos engañamos al gobierno a la hora de pagar impuestos e incluso es de destacar que si un amigo nos confiesa que no los paga, el nueve por ciento pensaría que es inteligente”.
Tome nota quien deba.
Punto de sal. Mitofski dixit: Tres de cada 10 mexicanos mayores de 18 años son totalmente ignorantes en geografía de México, aun aquellos con estudios universitarios.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com
1 Comments:
tiene razon en su punto de sal del ultimo blog, soy estudiante universitarios, tengo 21 años, y apenas y recuerdo las capitales de los estados de la republica mexicana.
prometo ponerme a estudiar geografia.
salu2
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