Sunday, September 30, 2007

Xek
Ciudadanos comunes
Martiniano Alcocer Álvarez
(Publicado en el Diario de Yucatán el 24/07/2007)
Como cualquiera. La idea de que el Estado reconozca en las leyes la ciudadanía plena a los ministros de culto no es volver a los fueros y privilegios, aquellos que llevaron al gobierno a confiscar bienes a la Iglesia en el siglo XIX, sino hacer de los sacerdotes ciudadanos con todos sus derechos y todas sus obligaciones.
Una persona muy querida nos hizo ver, en relación con el Xek del 18 de julio, que hablamos entonces de derechos de los ministros de culto y no de obligaciones. Y tiene razón. Desde luego queremos personas “comunes y corrientes”, ciudadanos que paguen impuestos, respeten las leyes, que puedan ser llevados a los tribunales si cometen un delito —los pederastas por ejemplo—. Y no que, amparados en fueros y privilegios derivados de su supuesta relación directa con la divinidad, burlen las leyes.
Es inaceptable que, con sólo pagar millonarias cantidades —como ocurrió hace unos días en Los Angeles— laven sus culpas. El dinero no puede devolver inocencias arrancadas malévolamente a un niño, sanar heridas tan profundas como las que causa una persona con supuesta autoridad divina en el alma de un joven atacado sexualmente. La cárcel de por vida es poco castigo para esos seres malignos.
De eso se trata al pedir que los ministros de culto —de todos los cultos, no sólo los católicos— sean ciudadanos plenos: que sin privilegios con tufo a siglo XIX se enfrenten a los tribunales cuando delincan, como los pedófilos.
La filantropía. Por encima de programas asistencialistas —cuya utilidad está acotada por los intereses que mueven a la autoridad: la búsqueda de votos, por ejemplo—, la filantropía es el arma del futuro. Cuando la riqueza se dé cuenta de que es de su interés vital extender el brazo generoso y dar sentido social a los inmensos haberes acumulados, empezará a cambiar el mundo.
De hecho hay indicios por todos los confines del planeta de que esto comienza ya a ser realidad. Los mega ricos del mundo cada vez más destinan una parte de sus caudalosos bienes a programas de apoyo a los estratos más vulnerables. Tímidamente aún, pero en forma consistente, los habitantes de la privilegiada lista de Forbes crean fundaciones que tienen como declarado fin ayudar a los más necesitados con la creación de programas educativos y empresas sociales que los impulsen a salir de la postración. Cada vez más al margen del Estado se generan iniciativas a cuyo desarrollo hay que estar atentos porque pueden ser, andando el tiempo, el camino hacia una humanidad en la que no haya diferencias abismales.
Hoy, sin duda, y cada día más, los organismos de la sociedad están convertidos en verdaderos factores de poder distintos y a veces distantes del Estado. Surgen nuevas formas de vertebración social como los poderosísimos movimientos ambientalistas, los de defensa de los animales, los de promoción de los derechos humanos, que demuestran que la vida es posible sin las estructuras del Estado, cada día más rígidas e inoperantes y que se engullen —insaciables e inútiles presupuestófagas— buena parte de la riqueza generada por la sociedad. Por esa vía y desde los grandes capitales se está generando una nueva forma de asociación que hay que promover. La filantropía es la salvación de la humanidad.
Los ex. Los periodistas y en general quienes usamos la palabra como herramienta profesional tenemos un doble compromiso con su preservación y buen uso. Pero parece que eso importa poco menos que un bledo. Y eso se observa en detalles chocantes como llamar a la gobernadora electa ex alcaldesa de Dzemul, ex senadora, ex diputada local y otros ex que le van desgranando. También pueden decirle ex alumna de la escuela primaria tal, ex quinceañera, ex enferma de paperas... Uno debe cuidar lo que escribe, pero más si se ejerce profesionalmente el arte de la palabra. Y no digamos accesar—lengua del imperio—, sino acceder.
Punto de sal. Estamos aliviados: en invierno más personas se matan y en verano a más las matan.— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com

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