Wednesday, July 04, 2007

Xek
Las amenazas de un oriental
Martiniano Alcocer Álvarez
(Publicado en el Diario de Yucatán el 04/07/2007)
Cuento chino. Habría que preguntarle al señor procurador general de Justicia, Eduardo Medina Mora, si piensa que los mexicanos somos tontos. La noche del martes 2, en su comparecencia ante la suprema corte de Televisa y uno de sus magistrados plenipotenciarios, Joaquín López Dóriga, a la pregunta de que cómo era posible ver al chino Zhenli Ye Gon, “prófugo buscado en 180 países por la Interpol”, paseando tranquilamente por Nueva York, el procurador respondió que la policía lo está buscando y que ya estaba expedida su “ficha roja”.
El chino, bien trajeado, relajado y tranquilo, no sólo se pasea por Nueva York, sino que tiene el descaro de mandar al presidente Calderón una carta chantajista, en la cual le advierte que, o transan o él va a soltar la sopa y que tiene unas “papas calientes” que pueden indigestar a la propia Presidencia y al PAN.
El oriental suelta una bomba y el procurador sigue impávido: el dinero que le fue incautado —207 millones de dólares, miles de euros y algunos milloncejos de pesos— se lo entregó el entonces integrante del equipo de campaña de Calderón y hoy secretario del Trabajo, “Javier (Lozano) Alarcón”, y era para financiar al PAN ni más ni menos.
O sea, dice uno, un traficante de drogas, que acusa y amenaza al gobierno, se pasea impunemente en Nueva York y el brazo de la justicia es incapaz de llegar a él, prenderlo y hacerlo pagar. ¿Cara de qué nos ve el señor Medina?
Chichén. Lo dijimos desde este espacio hace meses: lo de las siete nuevas maravillas del mundo —Chichén Itzá incluido— es una patraña genial, invento de un audaz estafador que se está haciendo de millones de dólares con la venta de ilusiones a incautos, algunos gobiernos, como el de México, entre ellos, que gastan toneladas de dinero en una votación sin ningún aval oficial y contra la decisión de la Unesco, único organismo autorizado para designar patrimonio universal algún sitio, cultura o tradición.
Hoy, cuando faltan unas horas para que se desvele el misterio que el señor Weber mantiene en torno a la votación, en medio de la fiebre mediática —con su alteza serenísima la televisión a la cabeza— oímos, apenas en susurro, la voz de los especialistas que advierten de los peligros que corre por una eventual sobreexposición al turismo la que es, sin necesidad de que un vivales lo certifique, una maravilla universal, Patrimonio de la Humanidad.
Se trata de un mero negocio que en nada va a beneficiar a la zona arqueológica y que a los únicos que probablemente les rinda alguna utilidad, aparte de Weber, es a los empresarios turísticos de Cancún y la Riviera Maya.
¿Periodistas? Con motivo de la reciente “deserción” de Carlos Salcido, Pavel Pardo y Ricardo Osorio y de la supuesta molestia de Cuauhtémoc Blanco porque el pesadísimo Hugo Sánchez lo ha puesto a jugar muy poco en la Copa América, ha quedado de manifiesto una forma de hacer periodismo deportivo por demás deleznable. A imitación de los zafios reporteros de espectáculos de la TV, los de deportes se dedican a la caza de chismes, supuestos y rumores en torno a los deportistas mexicanos. Algunos logran exacerbar tanto la pasión nacionalista de los aficionados ignorantes que se ha llegado al absurdo de calificar como traidores a la patria a los “desertores” y a pedir que se les prohíba volver a vestir de nuevo la “gloriosa verde”.
A esos periodistas se les olvida que hoy día el fútbol es, más que deporte, un espectáculo profesional donde la fama dura un suspiro y que si los de pantalón largo se forran a costa de quienes ponen las piernas en el campo, es justo que éstos, antes que inmolarse en aras de nacionalismos de hojalata, vean por sus intereses. Si Salcido, Pardo y Osorio creen que pueden sufrir un percance que trunque su incipiente carrera en Europa, hay que aplaudir su decisión de no jugar en la Copa. Primero están ellos y sus familias. Lo demás son pamplinas.
Punto de sal. ¿De qué privilegios goza Televisa que puede meterse donde quiera en Chichén Itzá?— Mérida, Yucatán.
malcocer@dy.sureste.com
http://martinianoalcocer.blogspot.com/

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